

Por: 7Ma Medios
Los basurales a cielo abierto constituyen una de las principales amenazas para la salud pública debido a que, en su mayoría, no cuentan con medidas de protección ambiental. En la práctica estos sitios resultan ser centros donde se acumula residuos sólidos de forma indiscriminada.
La Secretaría de Ambiente de Nación estima que -en base a un estudio hecho en 2017- existen alrededor de 5000 basurales de este tipo en Argentina, es decir, al menos dos por municipio. En muchos casos estos espacios están formalizados, por lo cual son los métodos oficiales que aplican los gobiernos locales para eliminar la basura. Según el referido estudio, los basurales en la Argentina ocupan 8600 hectáreas, una superficie que casi equivale a la mitad de la Ciudad de Buenos Aires.
“Los basurales son sitios que se eligieron por razones históricas, a veces simplemente porque estaban alejados del área urbana y residencial. Sin embargo, con el desarrollo, algunos quedaron más cerca de las zonas pobladas”, explicó Pablo Schamber, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes a Chequeado.
Estos centros de acopio no cuentan con suelo impermeabilizado, convirtiéndose rápidamente en focos de contaminación. La afectación impacta en los ciclos de vida de las plantas, a su vez que pueden generar la proliferación de plagas y vectores de enfermedades. En caso de ser incinerados, intencional o espontáneamente, derivan en la emisión de sustancias tóxicas.
Según el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los basurales generan entre el 3% y 5% de los gases de efecto invernadero asociados al cambio climático.
Basurales son focos infecciosos
Asimismo, la descomposición de los residuos genera líquidos que pueden infiltrarse en las napas subterráneas y contaminar el agua. “Es una de las consecuencias más graves. En el caso que haya población cercana que consuma agua de pozo, termine bebiendo agua contaminada”, dijo Giselle Munno, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Es el caso del basural de Luján (Provincia de Buenos Aires), también conocido como La Quema, considerado el vertedero a cielo abierto más grande de Argentina por sus 12 hectáreas de extensión. En este espacio se depositan 120 toneladas de residuos por día.
Una reciente pericia judicial reveló la fuerte presencia de sustancias tóxicas como amonio, benceno y cobre en el agua, el suelo y aire del lugar. Los químicos encargados de la investigación concluyen que, por sus altas concentraciones, la persistencia de estos residuos peligrosos en el ambiente “podría extenderse por décadas”.
Actualmente el basurero de Luján transita un proceso de cierre y reconversión a Centro Ambiental, que llevaría el nombre Laudato Sí, en homenaje al documento del Papa Francisco donde llamaba a cuidar el planeta.
Otra variable socioeconómica, es que en estos centros de acopio funcionan también como fuente de trabajo para miles de recicladores y recolectores, muchos de los cuales expuestos a afectaciones ante la falta de medidas de bioseguridad.
Un estudio de 2023, realizado por el entonces Ministerio de Desarrollo Social, calculó que existen alrededor de 150 mil personas vinculados a la gestión de residuos sólidos urbanos.
Participación ciudadana en el mapeo
El Mapeo impulsado por la Defensoría del Pueblo busca identificar y localizar cada uno de los basurales a cielo abierto repartidos por todo el país. Para ello, puso a disposición este formulario donde cualquier ciudadano puede reportar la existencia de un vertedero en su barrio, distrito o ciudad.
La Defensoría refiere que con los datos acumulados se buscarán diseñar y habilitar mejores políticas públicas para el ambiente. Cabe precisar que los datos de cada informante se mantendrán confidenciales.
FUENTE: NOTICIAS AMBIENTALES