

Por: 7ma Medios
Cada mes se recolectan, en promedio, 50.000 litros de aceite mineral y 4.000 litros de aceite vegetal. Estos residuos, altamente contaminantes, suelen terminar en el suelo, el aire o los cursos de agua si no se gestionan adecuadamente.
La recolección está a cargo de una empresa privada que no representa un costo para el municipio. El aceite recolectado se almacena, se transporta a Bahía Blanca y se transforma en biodiésel, un combustible renovable que reemplaza al gasoil convencional.
De esta forma, la ciudad no solo evita la contaminación, sino que convierte un desecho en recurso energético. Este modelo demuestra que con planificación, incluso un residuo peligroso puede reintegrarse en un ciclo productivo sostenible.
El aceite, un residuo doméstico que puede ser recurso
El programa se dirige principalmente a talleres, comercios y restaurantes que generan más de 10 litros de aceite por mes. Pero también contempla a los hogares: quienes produzcan menos cantidad pueden llevarlo a los centros de transferencia.
El aceite usado, al ser desechado en cañerías, se solidifica y bloquea los desagües, causando daños estructurales y gastos evitables. En cambio, si se almacena en botellas y se entrega en puntos habilitados, se transforma en energía limpia.
Este sistema de recolección y conversión de aceites usados se consolida como una solución ecológica eficiente, que depende de la colaboración ciudadana y de una gestión pública comprometida con el cuidado del ambiente.
Una práctica que busca generar conciencia
Cada año, en Argentina se generan más de 100 millones de litros de aceite vegetal usado, y gran parte de ese residuo termina contaminando el ambiente por una gestión inadecuada. Sin embargo, desde 2017, la empresa DH-SH, con sede en Capitán Bermúdez (Santa Fe), recolecta y transforma ese aceite en biodiésel, un combustible alternativo, renovable y menos contaminante que los fósiles.
Esta acción cobra especial relevancia en la antesala del Día Mundial del Reciclaje, que se celebra el 17 de mayo por iniciativa de la UNESCO, para concientizar sobre la correcta gestión de residuos. La propuesta de DH-SH no solo apunta a reducir el impacto ambiental del aceite, sino también a impulsar un cambio cultural en torno al reciclaje.
La campaña se articula con municipios, escuelas y empresas mediante tres ejes: la recolección en locales gastronómicos, puntos verdes para domicilios particulares, y un Programa de Educación Ambiental dirigido a instituciones educativas.
FUENTE: NOTICIAS AMBIENTALES