

Por: 7ma Medios
El fútbol argentino está de luto. Camilo Nuin, juvenil de San Telmo de apenas 18 años, murió en circunstancias que aún generan más preguntas que respuestas. El miércoles, mientras era sometido a una operación programada por una rotura de ligamentos cruzados en la rodilla derecha, su corazón se detuvo en plena intervención.
El procedimiento se realizaba en la Clínica Espora, de Adrogué. Todo parecía rutinario. Pero, según el parte preliminar de la autopsia, Nuin sufrió un infarto durante la cirugía. Aunque el resultado final dependerá de estudios complementarios, ya hay una causa judicial abierta: la Fiscalía N° 10 de Lomas de Zamora investiga el caso como homicidio culposo.
La familia del jugador no se resigna a aceptar lo ocurrido como un accidente. Su padre, también llamado Camilo, ofreció un relato estremecedor:
“Me dicen ‘se complicó, lo están reanimando’. ¿Cómo se va a complicar una operación de rodilla?”, contó. “Un minuto después salió otro médico y me dijo: ‘Se murió’”.
Horas antes del ingreso al quirófano, padre e hijo compartieron charlas, bromas y anécdotas. Nada hacía prever el final trágico. “Vinimos riéndonos en el auto. Se puso la bata al revés, nos reíamos de eso. Estaba tranquilo”, recordó.
La Justicia ya ordenó el secuestro de toda la historia clínica del joven —incluidos los registros de anestesia y kinesiología— y la nómina del equipo médico interviniente. También aceptó el pedido de la familia para incorporar un perito de parte en la autopsia.
Para el padre, hay una explicación que todavía no llegó de manera oficial:
“Estoy convencido de que fue mala praxis. No tengo la certeza, pero lo creo firmemente. Y no me voy a quedar de brazos cruzados”.
El cirujano, según relató el testigo, le explicó que la complicación surgió cuando extraían un segundo injerto para reemplazar los ligamentos. Fue entonces cuando, supuestamente, el anestesista alertó sobre un paro cardiorrespiratorio.
La tragedia de Nuin golpeó a todo San Telmo y encendió una alarma en el ambiente del fútbol. Las respuestas aún no llegan, pero el dolor sí:
“Aunque la vida ya no tenga para mí ningún tipo de sentido, voy a cumplir lo que le prometí”, dijo el padre, entre lágrimas. “No puedo describir el dolor. Uno siente que está parado, pero está muerto por dentro”.
Mientras el expediente judicial avanza, la autopsia se vuelve una pieza clave para esclarecer qué pasó en esa sala de operaciones donde, inexplicablemente, un chico que soñaba con llegar a Primera perdió la vida para siempre.