

Por: 7ma Medios
El conflicto se intensifica en la época de parición de estos animales. Según sostienen, se debe a la instalación de tablestacas y la falta de rampas en accesos a las lagunas.
Los carpinchos, oriundos del Delta del Tigre, habitan un área que es su hábitat natural y que fue alterado por el avance de la urbanización. Mientras algunos vecinos critican la presencia de los animales, otros defienden su derecho a vivir en la zona.
Esta situación se repite desde hace años y en estos días sumó un nuevo capítulo de conflicto. Silvia Soto, una vecina de la zona, explicó a Cadena 3 que el problema se debe a la instalación de tablestacas en los bordes de las lagunas, que impiden el acceso de los animales a la tierra.
A pesar de que un grupo de vecinos se organizó para donar una rampa que facilitaría el cruce, la administración de Nordelta rechazó la iniciativa. Soto aseguró que la colecta fue exitosa, contando con el apoyo de personas tanto dentro como fuera de la zona.
"El sentido común atribuye la culpa al ser humano que invadió el territorio natural de la especie", señaló Soto, destacando que el problema es un claro ejemplo del conflicto entre el desarrollo urbano y la conservación de la fauna local.
Esta problemática no es nueva y se intensifica a medida que la intervención humana continúa. Soto lamentó la situación y consideró que una medida simple podría solucionar el problema. Sin embargo, ahora la comunidad espera que la administración de Nordelta reconsidere la propuesta de los vecinos para proteger a los carpinchos.
Recientemente, en julio, tras una reunión entre el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación y representantes de la Asociación Vecinal Nordelta (AVN), se resolvió avanzar con un plan de traslado hacia una isla del Delta del Paraná.
La prueba piloto, prevista originalmente para fines de agosto, implicaría el traslado de tres familias de carpinchos, unos 70 individuos, a una reserva de 60 hectáreas. Los costos de la operación estarán a cargo de la AVN, que justificó la medida señalando que solo en el primer semestre de 2025 murieron 43 ejemplares atropellados.
Además, se anunció la implementación de un programa de control poblacional mediante vacunas anticonceptivas, que serán aplicadas con dardos y gestionadas con autorización del SENASA. Esta alternativa, menos invasiva que la captura, busca mitigar la reproducción descontrolada.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas y defensoras de los derechos de los animales expresaron su rechazo a la vacunación y al traslado, advirtiendo sobre sus posibles consecuencias. La decisión vuelve a exponer la tensión entre el desarrollo urbano y la conservación de la fauna silvestre.
FUENTE: NOTICIAS AMBIENTALES