Por: 7ma Medios

San Lorenzo volvió a dejar claro que, aunque sufre más fuera del campo que dentro, su espíritu sigue intacto. En La Fortaleza, Lanús se quedó con un 2-1 ajustado gracias a su jerarquía individual, pero el Ciclón dejó una imagen de lucha y carácter, incluso en medio de su crisis institucional.

El equipo de Damián Ayude no se rindió ni cuando estuvo dos goles abajo. Diego Herazo descontó y, sobre el final, un tiro de Ezequiel Herrera se estrelló en el travesaño. Fue el reflejo de un conjunto que, pese a la incertidumbre dirigencial, se sostiene en la entrega de sus futbolistas.

“Le falta de todo a San Lorenzo, menos dignidad y fiereza dentro de la cancha”, reconoció un allegado al cuerpo técnico tras el partido.

El arranque fue prometedor. Con Cerutti y Reali por las bandas y el juvenil Gulli en la creación, el visitante dominó el ritmo del juego. A los cinco minutos, una media vuelta de Cuello dio en el palo. Pero la falta de precisión volvió a pasar factura: Lanús golpeó en su primera llegada clara, a los 28 minutos, cuando Marcich aprovechó un centro de Bou.

El segundo tanto del local llegó poco después, con una definición acrobática del propio Bou, tras un centro de Marcich. San Lorenzo sintió el impacto, pero no bajó los brazos. “Necesitábamos un gol para meternos otra vez, y lo buscamos hasta el final”, comentó el colombiano Herazo, autor del descuento.

Aun con un plantel corto y jugadores tocados, como Romaña y Hernández, el Ciclón se mantuvo competitivo. Los ingresos desde el banco -Herrera, Ladstatter y Cecchini- le dieron aire al equipo, que terminó apretando a Lanús contra su arco.

En los números, la derrota deja a San Lorenzo con apenas dos triunfos en sus últimas 17 visitas a Lanús. Sin embargo, sigue en puestos de clasificación a los octavos del torneo y mantiene el cupo para la Copa Sudamericana.

“San Lorenzo está más vivo en la cancha que en los escritorios”, comentó un periodista en la transmisión, sintetizando el presente del club azulgrana.