Por: 7ma Medios

Argentina no pudo coronar su gran torneo con el título. En la final del Mundial Sub 20, Marruecos se impuso 2-0 con un doblete de Yassir Zabiri y se quedó con la gloria por primera vez en su historia. La Selección, dirigida por Diego Placente, se quedó con un valioso subcampeonato que marca el regreso del fútbol formativo argentino a los primeros planos internacionales.

Los primeros 30 minutos fueron fatales para el conjunto nacional. Marruecos pegó rápido: a los 12 minutos, Zabiri abrió el marcador con un tiro libre impecable que dejó sin chances al arquero Santino Barbi. Poco después, a los 29, el mismo delantero volvió a aparecer tras una gran jugada de Othmane Maamma, sellando el 2-0 definitivo.

“Fue un partido muy duro. Nos costó entrar y ellos aprovecharon las que tuvieron”, reconoció Milton Delgado, elegido como el tercer mejor jugador del torneo.

Argentina intentó reaccionar. En el segundo tiempo, Placente movió el banco y el equipo fue al frente con Prestianni, Carrizo y Silvetti como principales amenazas, pero el arquero Ibrahim Gomis respondió siempre con seguridad. La pelota no quiso entrar, y el reloj se convirtió en otro rival.

Aun sin la corona, el recorrido de esta Sub 20 deja señales alentadoras. Dieciocho años después de su última final, Argentina volvió a disputar un partido decisivo en la categoría, con una camada que mostró talento, compromiso y una idea de juego clara.

“Somos un grupo de amigos, y jugar una final con tus amigos es un privilegio”, había dicho el capitán Julio Soler antes del partido. La frase resume el espíritu de un plantel que compitió con identidad y madurez.

En la ceremonia final, Barbi fue premiado como el mejor arquero del Mundial, mientras que Zabiri se llevó el Balón de Plata y Maamma fue elegido jugador más valioso.

Marruecos celebró su primer título mundial en la categoría, pero Argentina se fue con la frente en alto. Más allá del resultado, el torneo dejó certezas: hay una generación que promete y un proyecto que empieza a consolidarse.