Por: 7ma Medios
La victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas no solo reordenó el mapa político argentino: también consolidó una alianza estratégica con Estados Unidos, tejida desde antes de los comicios. El papel del presidente norteamericano, Donald Trump, fue más que un gesto diplomático. Su advertencia previa al voto y el posterior respaldo público a Javier Milei encendieron un debate sobre la injerencia extranjera en los procesos electorales del país.
En la antesala de las elecciones, Trump había sido categórico. Durante un almuerzo en la Casa Blanca el 14 de octubre, advirtió que si Milei no lograba un triunfo, “Estados Unidos no sería tan generoso con Argentina”, una frase que resonó en los mercados y en la política local.
Semanas después, con los resultados ya confirmados, el mandatario celebró la victoria libertaria.
“Nuestra confianza en él ha sido justificada por el pueblo argentino”, afirmó Donald Trump desde el avión presidencial, poco antes de aterrizar en Japón.
En su mensaje en redes sociales, el líder republicano destacó la “aplastante” victoria del oficialismo y aseguró que Milei “está haciendo un trabajo maravilloso”. La respuesta del mandatario argentino no se hizo esperar:
“Gracias presidente Trump por confiar en el pueblo argentino. Nuestras naciones nunca debieron dejar de ser aliadas”, contestó Javier Milei, reforzando el vínculo político con Washington.
El apoyo estadounidense no fue solo simbólico. En las tres semanas previas a las elecciones, el Tesoro de Estados Unidos intervino en el mercado cambiario con compras de pesos y ventas de dólares por alrededor de 2.100 millones, según estimaciones privadas. Además, se activó un swap por 20.000 millones de dólares, un movimiento que, según analistas, contribuyó a estabilizar el tipo de cambio antes de los comicios.
Trump incluso vinculó la victoria libertaria con beneficios económicos para su propio país.
“Hemos ganado mucho dinero con esa elección. Los bonos están subiendo y la calificación de deuda mejoró”, sostuvo el presidente estadounidense, aunque luego aclaró que “no estamos en esto por el dinero per se”.
Desde el Tesoro, Scott Bessent, secretario del área, reforzó el mensaje político de su jefe:
“El pueblo ha hablado. Saben que Estados Unidos es su aliado gracias al presidente Trump. Van a poder resolver su situación fiscal y seguir en ese camino”.
El efecto internacional del triunfo libertario fue inmediato. Los principales medios del mundo destacaron el resultado y el rol del apoyo estadounidense. The Wall Street Journal habló de un “mandato para la revolución del libre mercado”, mientras The Washington Post vinculó directamente la victoria de Milei con el “rescate estadounidense” de hasta 40.000 millones de dólares.
En América Latina, O Globo y Folha de São Paulo calificaron el resultado como “sorprendente” y subrayaron la consolidación de la base parlamentaria del oficialismo.
Ya con el panorama definido, Trump volvió a insistir en que Argentina será un “aliado estratégico” de su administración. Según dijo, su país evalúa ampliar el apoyo económico e incluso importar carne argentina para reducir precios internos en Estados Unidos.
La relación entre Milei y Trump se afianza en un contexto regional cambiante, con tensiones abiertas frente a China y Venezuela, y una política exterior norteamericana que busca reposicionar su influencia en Sudamérica. En ese marco, la frontera entre respaldo diplomático e intervención electoral vuelve a quedar difusa.
Mientras tanto, en Argentina persiste una pregunta que trasciende los resultados: ¿Cuánto influyó la presión externa en la definición del rumbo político del país?