Por: 7ma Medios
El hogar funciona desde 1983, en los primeros años de la recuperación democrática. Según explicó Pessacg, nació por iniciativa de vecinos que buscaban crear un lugar para madres solteras que necesitaban dejar a sus hijos mientras trabajaban. Con el paso del tiempo, la institución fue ampliando su rol y adaptándose a los cambios sociales.
“El hogar arrancó en 1983, con la vuelta de la democracia, por iniciativa de vecinos que querían ayudar a madres solteras”, explicó Pessacg.

La asociación recibe a niños y niñas de lunes a viernes, de 8 a 16 horas. Brinda desayuno, almuerzo y merienda, apoyo escolar, talleres y acompañamiento familiar. La única condición para asistir es que los chicos estén escolarizados.
El espacio está dividido en dos sectores. Por un lado, un EPI que recibe bebés y niños de 45 días a 5 años, con una matrícula cercana a los 40. Por otro, el hogar propiamente dicho, que acompaña a chicos de entre 6 y 12 o 13 años, hasta que ingresan a la secundaria.
“Es libre y gratuito. Nos manejamos con becas de la provincia de Buenos Aires, pero no alcanza”, señaló el presidente.
El edificio es propio y pertenece a la comunidad. La institución se sostiene a través de una comisión directiva integrada por vecinos de Alejandro Korn, donaciones y eventos solidarios. Además de la alimentación y la educación, el hogar cubre necesidades básicas como ropa, higiene y contención emocional.
Pessacg remarcó que el perfil de las familias cambió en los últimos años. Ya no se trata solo de madres solteras o padres ausentes, sino de hogares donde ambos adultos trabajan y aun así no logran cubrir las necesidades básicas.
“Hoy vienen chicos de familias donde los dos padres trabajan y no llegan. Eso es lo más lamentable”, advirtió.

En ese escenario, el hogar recibe niños de distintos barrios y realidades sociales, sin distinciones religiosas ni de clase.
“Acá no preguntamos de dónde viene el chico ni a qué pertenece. Vemos la necesidad y tratamos de asistirlo”, afirmó.
El presidente también señaló la falta de reconocimiento institucional hacia entidades que cumplen un rol social central, en un contexto donde muchos comedores y espacios de asistencia fueron cerrando.
“A veces queda un vacío porque no se reconoce el trabajo de estas entidades, que sostienen lo que el Estado no alcanza a cubrir”, expresó.
Aun así, destacó el valor de los gestos que vuelven con el tiempo. Madres y jóvenes que pasaron por el hogar regresan años después para agradecer o colaborar.
“Hay chicos que hoy están en la universidad y pasaron por acá. Eso es la mayor recompensa”, sostuvo.
La Asociación Protectora del Niño recibe donaciones y mantiene sus puertas abiertas a la comunidad. Funciona en Salta 272, Alejandro Korn, de lunes a viernes de 8 a 16. También puede encontrarse información en afproniac.com.hogar y, próximamente, en sus redes sociales.
“Yo no estoy acá por un cargo ni por un voto. Lo hago porque lo siento y porque los chicos son los que tenemos que salvar para construir una sociedad mejor”, concluyó Pessacg.